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TODO CLAVE

Para entender el Idioma desde Barcelona hasta El Calafate

La vereda de los porteños se llama banqueta en México y acera en España. En Madrid se dice ordenador y en Buenos Aires, computadora. En Perú, México y Nicaragua, un lagarto es un hombre muy interesado en el dinero. En Cuba, los timbales no son una clase de tambores, error, así se nombra a los testículos. De estas variantes del idioma español y de las dudas que provoca su uso, pero también de los extranjerismos que pueden evitarse y de aquellos que no tienen reemplazo —"jazz", "ballet", "software", "club"— trata el nuevo Diccionario Panhispánico de Dudas que estará en las librerías en 2005, pero que ya se puede consultar en Internet: www.rae.es.

Tiene 7.000 entradas o artículos, fue presentado ayer en Rosario por académicos de España, México, Chile y la Argentina, junto a otro proyecto que estará disponible en Internet a finales del año 2008: el Diccionario Académico de Americanismos. La idea es orientar al lector para que pueda discernir qué palabras son del español estándar —la lengua general culta— y cuáles están marcadas geográfica o socioculturalmente como formas dialectales o son vulgarismos, además de señalar a las que son incorrectas porque violan reglas del idioma. También se presta atención a los neologismos, sobre todo a los anglicismos que se multiplican, además de normalizar la grafía del español, dando soluciones para transcribir voces que vienen de lenguas extranjeras.

Todas las academias acordaron atender a la unidad de la lengua pero con respeto por su diversidad. Un diccionario, una gramática, una ortografía, son partes de la norma de un idioma. Son intentos de normalizar la lengua. "Sólo pueden tener éxito si distinguimos entre la norma como ley y la norma como hábito. Si esa norma nace primero como hábito y luego se establece como ley, será exitosa", dijo José Moreno de Alba, director de la Academia Mexicana de la Lengua. La novedad que trae el Diccionario Panhispánico de Dudas es que "la mayoría de las palabras aluden a un español estándar y al mismo tiempo a un español que contempla las particularidades de cada región". En la presentación, Moreno de Alba fue acompañado por Pedro Luis Barcia (Academia Argentina de Letras), Víctor García de la Concha (Real Academia Española), su par chileno Alfredo Matus, César Antonio Molina —director el Instituto Cervantes— y el secretario de Asociación de Academias de la Lengua, Humberto López Morales.

Matus explicó que diccionarios como éste tienen un gran trabajo previo. Hace años se vienen documentando los usos de la lengua en dos grandes bases de datos lexicográficas: el Corpus Diacrónico del Español (CORDE), con 300 millones de formas de la lengua —desde sus orígenes hasta el año 1975— y el Corpus de Referencia del Español Actual (CREA), con 155 millones de formas tomadas en los últimos 25 años.

"Trabajamos con textos de diarios y revistas de todo el mundo hispánico, documentamos usos en radio y televisión, además de la literatura", dijo Matus.

"No excluimos cualquier palabra extranjera, pero tampoco aceptamos las que son superfluas porque ya tienen su alternativa en español", dijo Barcia, en relación con el Diccionario Panhispánico de Dudas. Es innecesario decir "abstract" cuando existe la palabra española "resumen", lo mismo con "back-up", ya existe "copia de seguridad". En otros casos, se adopta la grafía española: "paddle" será "pádel", "by pass", "baipás".

El Diccionario Académico de Americanismos es un sueño que tiene dos siglos. Ya hay algunos de autores individuales, pero no superan las 20.000 palabras: éste podría tener 100.000. López Morales, quien coordina el proyecto, dijo que se está en un momento crucial para reunir "toda la riqueza del léxico americano" antes de que el creciente proceso de globalización "con la exigencia de un español internacional, termine condenando al olvido, por falta de uso, tantas ricas variantes del español americano".
SEBASTIANGODANO@FULLZERO.COM.AR

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